- ¡ Por fin Tía Margot ! Ya llegamos a Boconó, dijo Aquilino muy contento, cuando llegaron a “El Jardín de Venezuela”, llamado así por nuestro libertador Simón Bolívar en el año 1913, impactado por sus bellezas naturales.
- Sí hijo, qué bueno que llegamos sanos y salvos
- Tía, el chofer venía corriendo mucho y yo no podía ver los arbolitos barbudos. El nos decía muchas cosas bonitas sobre el paisaje, pero venía muy rápido. ¡ Iba volando por esa carretera ! decía todavía asustada, Chabelita.
- De verdad. Tienes razón mi niña. Los choferes deberían ser más conscientes en las carreteras; por mucho que las conozcan, hay que ser prudentes al manejar, sobre todo, cuando se tiene la responsabilidad de trasladar a otras personas.
- Pero Tía Margot, lo importante es que ya estamos aquí y vamos a disfrutar, replicó Aquilino enérgicamente.

- ¡Ay está bien muchacho mandón! responde Chabelita.
- Bueno Chabelita, Aquilino, no empiecen… les dijo la Tía Margot, mientras divisaba a María Auxiliadora, una joven muy linda y sencilla de la comunidad, quien sería su anfitriona en el recorrido que iban a realizar.
- Hola Margot. Estos chicos deben ser Chabelita y Aquilino.
Se saludaron y se fueron con María Auxiliadora hasta su casa, donde los esperaban Custodio y Magdalena, los padres de María Auxiliadora, para darles la bienvenida. Después de hospedarse, salieron con su anfitriona a recorrer algunos lugares; se detuvieron inicialmente en el Museo Trapiche de Los Clavo. Chabelita, Aquilino y Margot, estaban fascinados viendo el museo, donde se combinan en la belleza natural: árboles de distintas especies y tamaños, orquídeas de las más variadas que se puedan imaginar y a éstos se suman los espacios humanos, donde la creatividad de la comunidad, se luce en una participación entusiasta, en el desarrollo de diferentes talleres de formación en variadas expresiones del arte popular, de la música, de las artes escénicas, del desarrollo ambiental, entre otros.
- Chabelita, Aquilino, fíjense, cuántos niños y niñas participan en esos talleres para la elaboración de títeres y de juguetes de madera -, les comentó su amable anfitriona.
- Es cierto María Auxiliadora, qué lindos se ven los niños elaborando sus muñecos, con la ayuda de las maestras. ¿Será que yo puedo meterme allí? comentó Chabelita con muchas ganas de incorporarse a la actividad.
- ¡Claro Chabelita! ¿De verdad quieres participar?… Ellos a penas están comenzando el taller.
- ¿ Y yo también puedo ? preguntó Aquilino, también muy entusiasmado.
- ¡Claro que sí!, les respondió María Auxiliadora, quien hizo los trámites formales para que ambos se incorporaran a los talleres. Chabelita se incorporó al taller de títeres y Aquilino, al de elaboración de juguetes de madera.
Y mientras los niños participaban en el taller, Margot y María Auxiliadora, continuaron su recorrido por todo el museo, disfrutando sus espacios. Estuvieron en las áreas de tejidos donde pudieron ver los telares. Después visitaron la biblioteca y las diferentes salas de exposiciones, donde se encuentran obras de diferentes artistas populares que tallan la madera, esculpen en piedra, así como obras pictóricas y trabajos en papel, hechos en grandes formatos, como la figura de El Peregrino, modelado en papel, por el artista Manuel Arjona.
Margot y María Auxiliadora estaban entretenidas, conversando y tomándose una infusión de malojillo, cuando llegaron Chabelita y Aquilino muy contentos, cada uno con el producto del trabajo realizado en el taller; Chabelita elaboró una rana con una cara muy graciosa y Aquilino elaboró la figura de un caballo en un pequeño rompe cabeza. Ambos estaban felices por la experiencia vivida. Finalmente, los cuatro terminaron de hacer el recorrido por el museo y conocieron las áreas temáticas que se desarrollan en el mismo.
Después se dirigieron a recorrer el centro del pueblo; fueron a la Plaza Bolívar y a la catedral. Luego se tomaron unas ricas malteadas y regresaron a la casa para descansar.
Al día siguiente se levantaron muy temprano y después de desayunar salieron a conocer el Paseo Artesanal de Boconó, donde se encontraron con un grupo de artistas populares que están organizados en pequeñas cooperativas y exponen y venden sus obras en este lugar, por cierto, muy vistoso y colorido y donde además se pueden probar algunos platos y dulces propios de la cocina trujillana, tales como: las hallaquitas de caraotas, las sopas de arvejas guisadas, la pizca andina, los dulces de toronjas abrillantadas, el dulce de leche, entre otros.
Conocieron a la señora Serafina Mejías; artesana que se dedica a trabajar el barro y quien les contó su historia, les dijo cómo aprendió a amasar el barro desde muy niña y cómo a través de este recurso consiguió una alternativa para salir adelante en la vida. La señora Serafina ha ganado varios concursos de arte popular en el Ateneo de Boconó. Ella es una mujer muy dulce y muy sencilla, que además se dedica a formar nuevas generaciones en el arte de trabajar el barro. Ha formado también a sus hijos y ellos están encaminados en este arte. La señora Serafina también les habló de los momoyes, los duendes que protegen las aguas, les dijo que “son buenos, pero hay que cumplirle las promesas que se les hacen…” Les contó varias historias. La Tía Margot, le compró algunas figuras y unas tazas de barro para hacer unos regalitos. Ella los despidió cariñosamente y quedaron en verse muy pronto.
Al día siguiente, Chabelita, Margot y Aquilino, guiados por María Auxiliadora, disfrutaron de un paseo espectacular en la Laguna de Los Cedros. Allí tuvieron un encuentro mágico con la naturaleza, sintiéndose muy cerca de las nubes, encontrándose con la intensidad del verde y con sus montañas azuladas, con la claridad y luminosidad de las aguas misteriosas de la laguna. Pasaron ratos en silencio, escuchando sólo el canto de las aves, escuchándose a si mismos, en su fluir interior, en completa armonía con la geografía de aquel maravilloso lugar.
- Margot, Muchachos, cómo me gustaría que se quedaran más tiempo para llevarlos a otros lugares -, les comentó María Auxiliadora cuando regresaban.
- A mí también me gustaría quedarme más tiempo, respondió Aquilino, suspirando y mirando a María Auxiliadora con cierta picardía.
Chabelita se dio cuenta enseguida del gesto de Aquilino y le dijo en voz baja a la Tía Margot, en tono de canción:
- ¡Aquilino está enamorado. Aquilino está enamorado!
- ¿Qué andas diciendo Chabelita? No fastidies, replicó Aquilino un poco molesto y ruborizado.
- No le hagas caso Aquilino, ya tú sabes como es Chabelita de ocurrente… comentó la Tía Margot Margot, guiñándole un ojo a María Auxiliadora.
Llegó la hora de despedirse. La Tía Margot, le regaló un momoy a María Auxiliadora, en un gesto de agradecimiento por sus atenciones y le deseó mucha suerte. Se dieron los respectivos abrazos y besos de despedida y Aquilino se alejó suspirando y un poco nostálgico.
Chabelita, como siempre, no perdía la ocasión para escribir su diario. Entonces busco el momento mas adecuado y se puso a escribir…
“Querido Diario. Tanto tiempo sin vernos… sin escribirte. ¿Sabes una cosa?… Me estoy divirtiendo de lo lindo y ni te cuento, lo feliz que esta la Tia Margot… En San Miguel, hice nuevos amigos y jugué a los trabalenguas, a las adivinanzas, con mis nuevos amigos y después en la nochecita tarde, bien tarde, se unieron los adultos a jugar con nosotros. Aquí en Boconó fuimos a un Museo, donde Aquilino y yo participamos en unos talleres, yo hice una ranita que es un títere y Aquilino hizo un rompecabezas de madera. En el paseo artesanal conocí a la señora Serafina, una artesana muy linda que nos contó que cuando era una niña como yo, hacía sus jugueticos de barro. La señora Serafina se parece a mi abuela Isabel Teresa y se hizo amiga de la Tia Margot. Vimos unas lagunas en donde aparecen unos duendes que los llaman los Momoyes. Aunque te parezca mentira… creo que yo ví un duendecito de esos… chiquitito, con un sombrero picudo… Pero no quise decir nada para que mi tía no dijera otra vez que yo soy muy ocurrente y no me creyeran… Ja ja… Pero éste, es un secreto entre tú y yo. Se que tú no me vas a traicionar. Nos hablaron mucho de los pastores de San Miguel, me gustaría poder venir en Enero, cuando ellos hacen sus fiestas, también para ver la bajada de los Reyes Magos. Bueno Querido Diario, hasta mañana… Ahhhh! Se me olvidaba decirte que creo que Aquilino está enamorado…. Bueno ahora sí, chauuuu. Tengo mucho sueño”
Chabelita.